TSMC, la mayor empresa de Taiwán con diferencia, ha tomado tal ventaja sobre la competencia que se encuentra bastante sola en su sector.
TSMC (Taiwan Semiconductor Manufacturing Company) es una marca que hace diez años sólo era conocida por los especialistas en hardware -y aun así no por todos ellos-. Es una empresa que ha ganado enormemente con el auge de la inteligencia artificial y los semiconductores en general. Para ser sinceros, quizás haya ganado incluso más que NVIDIA, en el sentido de que es difícil ver quién podría sustituirla en los próximos años.
Fab 21 de TSMC en Arizona © TMSC
Piénsalo: hoy en día, todos los componentes de última generación se fabrican en las fábricas de TSMC. Y cuando decimos todos, no nos referimos sólo a eso, ya que entre los clientes de TSMC se encuentran Apple, AMD y Qualcomm, por ejemplo, además de Intel, que es incapaz de producir tan bien y tan rápido como la empresa taiwanesa. De hecho, la única empresa que falta en la lista de TSMC es Samsung. El hecho es que hoy en día, para producir un semiconductor de vanguardia, hay que llamar a la puerta de TSMC.
El éxito de la empresa se refleja claramente en el precio de sus acciones, que han subido casi un 200% en cinco años. El problema es que TSMC no puede mantener el ritmo. A pesar de aumentar las líneas de producción en sus principales plantas taiwanesas y abrir nuevas instalaciones -en Estados Unidos, por ejemplo-, TSMC no puede seguir el ritmo de la demanda. Su CEO, C.C. Wei, lo ha admitido él mismo: "nuestra capacidad de producción es muy insuficiente ", antes de esgrimir un factor de 3 entre la oferta y la demanda. En otras palabras, es poco probable que el coste de los productos más punteros baje a corto plazo.
