Rápidos, fáciles, adictivos: los juegos más fluidos a los que juega todo el mundo

Escrito por charon
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Este artículo es una traducción automática

A los jugadores modernos les encantan los juegos que se lanzan al instante y funcionan sin pausa. Subway Surfers es un campeón con cuatro mil millones de instalaciones, Candy Crush sigue atrayendo a más de 200 millones de jugadores al mes y muchos títulos nuevos inundan los teléfonos de Asia, África y Sudamérica. El patrón aquí es obvio: los juegos rápidos y el flujo sin fin eclipsan por completo los gráficos fotorrealistas que convierten tu GPU en un radiador. Y si nos fijamos en cómo juega la gente ahora, en descansos cortos, viajes en autobús, desplazamientos en la cama, no es de extrañar que se impongan los juegos de menos de 300 MB, tan receptivos que casi predicen tu próxima pulsación.

Mecánica sencilla, grandes multitudes: así diseñaron los desarrolladores el perfecto mata-tiempo

Candy Crush Saga atrae a unos 53,8 millones de jugadores al día, cada uno de los cuales inicia una media de cuatro sesiones, una regularidad con la que la mayoría de los juegos sólo pueden soñar. Funciona prácticamente con cualquier cosa que tenga pantalla, porque King comprendió desde el principio que nadie quiere esperar a que se cargue el juego ni sufrir caídas de la velocidad de fotogramas. Lo mismo ocurre con Chicken Invaders, que se ha descargado más de 170 millones de veces desde 1999. Se ha convertido en parte de la cultura pop y, realmente, ¿a quién no le gusta salvar la Tierra de las aves de corral intergalácticas? La serie mantenía la sencillez de su mecánica de disparos, lo que significa que hasta tu viejo portátil universitario puede ejecutarlo sin sudar la gota gorda.

Ese mismo espíritu acabó migrando a Internet, impulsado por desarrolladores que comprendieron lo que enganchó a la gente hace tantos años. El humor se ha mantenido, pero el ritmo ha cambiado. Los juegos de pollos que se juegan ahora son más rápidos, más nítidos y con verdadera tensión. Toman lo que funcionaba en los viejos shooters arcade y mantienen viva esa cruda simplicidad, en la que en cada ronda parece que puede pasar cualquier cosa.

Los que juegan en línea a juegos de pollos, sobre todo a Chicky Run, disfrutan del caos organizado: envías a tu pájaro contra el tráfico en dirección contraria por el centro de Río, zigzagueando entre los coches mientras los multiplicadores empiezan a subir. Cada movimiento sube la apuesta, y una vez inmerso en ella, la concentración que exige se vuelve casi hipnótica. La carrera casi nunca se detiene: las victorias llegan de inmediato, la siguiente ronda se carga antes de que siquiera lo pienses, y los pagos llegan en cuestión de segundos para mantener la adrenalina a tope. Una vez que se ha experimentado este tipo de precisión, es imposible no notarla en títulos más antiguos que encontraron la manera de lograr el mismo efecto hace décadas. Esta búsqueda de la fluidez, la necesidad de que todo se mueva a la velocidad de la luz, es lo que aún hoy define a los juegos más fluidos.

Del mundo negativo a los récords mundiales: la física del speedrunning

Puede queSuper Mario Bros tenga cuatro décadas, pero sigue siendo uno de los juegos mejor programados de todos los tiempos. En 1985, los jugadores descubrieron el truco del Mundo Negativo, un nivel de agua oculto e infinito al que se podía llegar deslizándose por una pared en el Mundo 1-2, algo que Nintendo ni siquiera había previsto. Esto sucedía porque la NES no podía comprobar cada píxel en busca de colisiones, el hardware no era lo bastante potente, así que los programadores de Nintendo crearon un sistema que expulsaba a Mario de las paredes dependiendo de la dirección en la que estuviera mirando.

Los jugadores más astutos se dieron cuenta de que, con una sincronización perfecta de píxeles, podían engañar a este sistema y deslizarse a través de objetos sólidos. En Super Mario 64, los speedrunners descubrieron el saltolargo hacia atrás, que permitía a Mario alcanzar una velocidad infinita y atravesar secciones enteras del castillo. Lo mejor de todo es que estos juegos nunca se ralentizaban ni tartamudeaban, ni siquiera cuando los jugadores rompían literalmente el motor de física. El código de Nintendo era tan preciso que, incluso cuando Mario se lanzaba hacia atrás a velocidades imposibles, el juego seguía funcionando a la velocidad de fotogramas fijada.

De Doom a Portal: cómo el tiempo se convirtió en el verdadero motor

Algunos juegos se anclan de forma tan natural en tus reflejos que nunca envejecen. Doom encontró esa conexión pura entre velocidad y control, con cada movimiento alimentando directamente la adrenalina. Años más tarde, Half-Life 2 añadía una física que daba vida a cada paso y a cada objeto, mientras que Portal convertía ese mismo control en un rompecabezas que se resolvía con precisión y sincronización.

Bethesda/id Software

Y ese mismo ritmo fluye por los títulos más recientes que la gente adora: Jetpack Joyride, Stumble Guys, Granny Smith, incluso Vector, donde el propio movimiento se convierte en la recompensa. Los juegos envejecen, pero el movimiento no. El salto, eldeslizamiento, la carrera perfecta: ésa es la verdadera historia de la evolución de los videojuegos. Cada época encuentra una nueva forma de volver a dar en el blanco con esa conexión.