Surcoreanos y taiwaneses invierten mucho en semiconductores

Escrito por Guillaume
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Anuncios por valor de cientos de miles de millones de dólares de gigantes del sector como SK Hynix, TSMC, UMC y Samsung.

En marzo de 2020 se produjo la peor pandemia del mundo en un siglo. La crisis sanitaria provocada por la propagación del SARS-CoV-2 no sólo ha perturbado nuestros sistemas sanitarios y nuestra vida cotidiana, sino que también ha contribuido a trastornar toda la economía y, más concretamente, la industria electrónica. Al confinar a una gran parte de su población y hacer hincapié en la necesidad de teletrabajar "en la medida de lo posible", los Estados han aumentado drásticamente la necesidad de equipos informáticos. Al mismo tiempo, la industria automovilística ha seguido una tendencia hacia una mayor electrónica en el coche. En definitiva, al verse alteradas las líneas de producción por nuevas limitaciones sanitarias, la demanda de semiconductores superó con creces la oferta y la capacidad de producción.

En consecuencia, la industria de los semiconductores está experimentando una escasez muy importante, cuyas repercusiones han sido constatadas por algunos usuarios. El ejemplo más llamativo es el lanzamiento de la última generación de tarjetas gráficas de AMD/NVIDIA y el de las consolas PlayStation 5/XBox Series X de Sony/Microsoft. En cada ocasión, los productos se introdujeron y luego se comercializaron sin existencias suficientes para satisfacer la demanda impulsada por la situación que todos conocemos. El problema es que las cosas no mejoran y, por ejemplo, aunque la serie GeForce RTX 3000 fue lanzada el pasado mes de septiembre por NVIDIA, todavía es casi imposible conseguirla en los comercios. Sin embargo, la escasez afecta a todos los sectores, e incluso componentes tan triviales como los controladores WiFi se ven afectados.

Para remediar esta situación, y dado que la coyuntura actual ha disparado su facturación y beneficios, las principales empresas del sector han puesto en marcha importantes planes de inversión. En primera línea están las empresas de países como Corea del Sur y Taiwán. Así, en rápida sucesión, dos de las mayores fundiciones independientes del mundo -TSMC y UMC- han anunciado la ampliación de sus líneas de producción. UMC ha hablado de invertir unos 3.600 millones de dólares antes de finales de 2021 para aumentar su producción en torno al 40%. Más ambicioso, su competidor TSMC ha puesto sobre la mesa 100.000 millones de dólares en tres años: un plan que, sin embargo, no se limita a la capacidad de producción, sino que también incluye la investigación y el desarrollo.

En Corea del Sur, el gobierno se ha asociado con 153 empresas surcoreanas para invertir 450.000 millones de dólares en la próxima década. SK Hynix ha dispuesto de 97.000 millones de dólares para ampliar sus instalaciones actuales y otros 106.000 millones para construir cuatro nuevas plantas en Yongin. Obviamente, Samsung, la mayor empresa del país, no quiere quedarse atrás. El chaebol habla de un plan de 151.000 millones de dólares de aquí a 2030, lo que supone un aumento de 36.000 millones respecto al anterior plan mencionado en abril de 2019. Samsung quiere mejorar sus fábricas actuales y construir una nueva en Pyeongtaek, que debería estar terminada en la segunda mitad de 2022.